Oratorio de México, La Profesa

Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri de México, 1659-2020

R.P. GUILLERMO MÉNDEZ GARDUÑO, C.O.
PREPÓSITO.

NOTA HISTÓRICA

Santa María la Mayor es desde su fundación la basílica mariana por excelencia de Roma y de toda la Iglesia. En el icono de la Virgen, atribuido por la tradición a san Lucas, se la denomina Salus Populi Romani: Salvación del Pueblo Romano; pero ya en el siglo XII, en una inscripción sobre el pórtico de la iglesia, el papa Eugenio III invoca a María como via, vita, salus, totius gloria mundi: Camino, vida, salvación y gloria de todo el mundo.

El papa Liberio (352-366), según la hermosa tradición medieval, construyó una iglesia en el lugar que habría aparecido cubierto de nieve la noche entre el 4 y el 5 de agosto, como una señal de la Virgen al patricio Giovanni, a su esposa y al mismo Pontífice, del terreno designado para allí construir un templo dedicado a Ella.

Con aquella iglesia se enlaza la basílica actual, que en realidad fue edificada en el siglo V por el papa Sixto III (432-440), después de la definición dogmática de María como madre de Dios en el concilio de Éfeso (431), en contra de la herejía de Nestorio, el cual aceptaba llamarla madre del hombre-Cristo, pero no Madre de Dios.

Esta iglesia ha sido llamada desde entonces Basílica de Santa María y desde el siglo VI de Santa María ad Praesepe y, en el siglo XII, de Santa María ad Nives o Liberiana; pero ha prevalecido el nombre, usado también en el siglo XII, de Santa María la Mayor, para designar a la más venerable y preciosa de las basílicas dedicadas a la Virgen.

Todo el conjunto se presenta de este modo como un precioso estuche que encierra la joya de la basílica paleocristiana de Sixto III. Una joya de arte, pero sobre todo de fe y de piedad.

Una iglesia –como dijo Pío XI- no debe ser un museo; y no lo es Santa María la Mayor, aunque sea tan rica en obras de arte: Su ambiente, esplendoroso pero íntimo, es una permanente y sensible invitación a la oración.

Es una iglesia viva, en la cual hoy como en los siglos pasados, en circunstancias extraordinarias y en la vida de todos los días, se honra y se reza con fervor a la Virgen, Madre de Dios.

LA VIRGEN SALUS POPULI ROMANI

La Virgen Salus Populi Romani se venera en el altar mayor de la capilla Paulina o Borghese. Se trata de un icono que según la tradición habría sido pintado por San Lucas, lo cual significa que es un icono antiquísimo. Es imposible precisar su fecha (las opiniones de los estudiosos varían entre el siglo V y el XII), pero acaso haya que identificarlo con alguna de las imágenes de la Virgen que se mencionan como existentes en la basílica desde el siglo VIII.

Según una secular tradición, habría sido llevada en procesión en el año 590 hasta san Pedro, por decisión del Papa San Gregorio Magno, para implorar el fin de la peste que asolaba la ciudad de Roma; la oración fue escuchada por Dios, como lo indicó un ángel aparecido en lo alto del mausoleo de Adriano envainando una espada ensangrentada. Por eso, el mausoleo se llamó más tarde CastelSant’Angelo.

Desde finales del siglo XIII era venerada en uno de los dos ciborios erigidos en la nave central de la basílica, cerca del altar mayor. El 27 de enero de 1613 fue trasladada a la capilla construida para ella por el Papa Pablo V, de la familia Borghese.

Ha sido el centro desde la Edad Media de la grandísima devoción de los fieles a la Madre de Dios, y frecuentemente, en ocasión de grandes calamidades o de fiestas marianas extraordinarias, se la ha sacado en procesión por las calles de la ciudad, como ha sucedido también en tiempos recientes. El sumo pontífice Juan Pablo II inauguró ante ella el 6 de junio de 1987, con el rezo del Santo Rosario transmitido a todo el mundo, el AÑO SANTO MARIANO, proclamado por él como preparación para el tercer milenio del nacimiento de nuestro Salvador.

BIBLIOGRAFÍA.

Giafranco Sabatini y Domenico Stilo, La Basílica Papal de Santa María la Mayor”, Roma 2014.

LA CASA DEL ORATORIO DE SAN FELIPE NERI DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

Su establecimiento se debe al D. Antonio Calderón Benavides, joven y virtuoso sacerdote del clero secular que se encomendó a San Felipe Neri en medio de una grave enfermedad, prometiéndole que si llegaba a recuperar la salud, fundaría en la capital del Virreinato un Oratorio semejante al que el santo había establecido en Roma en Santa María “in Vallicella”. Aliviado de sus padecimientos se dio a la tarea de cumplir su promesa, reunió un grupo de fervorosos clérigos seculares en el templo conventual de San Bernardo, prestado por uno de ellos, el P. Pedro Díaz de Arévalo, que desempeñaba allí el cargo de sacristán.

En la primer junta, celebrada el 2 de mayo de 1659, se comprometieron a llevar a cabo lo que desde hacía un año habían determinado, que era celebrar la festividad de san Felipe Neri el 26 de mayo, a quien elegían como patrón; visitar un hospital para “limpieza, aliño y regalo de los enfermos”; y reunir treinta y tres sacerdotes “los cuales voluntariamente ofrecieron dar una muy corta limosna para los alimentos de los referidos”. Como pronto se vio colmado el número de treinta y tres, se tuvo que solicitar del Sr. Arzobispo Mateo Sagade Bugueiro el permiso de aumentarlo según la cantidad de solicitudes, que era ya muy grande. Gustoso, el Arzobispo accedió y aprobó las primeras constituciones.

La primera junta para la elección de cargos se realizó en la capilla de la Soledad de la iglesia de Balvanera el 8 de mayo de 1659. Fueron elegidos como Prefecto el P. Manuel Bárcena Balmaceda, como consultores, los padres Jacinto de la Serna, Mateo Ruiz del Portillo, Alonso García de Ledezma y Cristóbal Rojo y Soria, y como Secretario el P. Br. Gregorio Martín de Guijo, autor de las primitivas Constituciones. El P. Antonio Calderón Benavides no pudo ser prefecto, a pesar de haber sido el fundador, por carecer de la edad, que eran cuarenta años. Por tanto, lo eligieron como tesorero.

Así quedó establecida la “Sagrada Unión de los Clérigos Presbíteros del Oratorio de Nuestro Glorioso Padre San Felipe Neri, fundador de los de Roma”, como una cofradía de derecho diocesano. Su finalidad era promover la perfección de los sacerdotes congregantes por medio de la oración mental, la práctica de ejercicios piadosos y obras de misericordia, como la visita a hospitales y cárceles. No olvidaron a los sacerdotes enfermos para quienes se construiría un pequeño “hospicio”. Además se propusieron procurar el aprovechamiento espiritual de los fieles por medio de la asidua dedicación al púlpito y confesionario, actividad distintiva de los padres del Oratorio de Roma a cuyo Instituto buscaban agregarse por medio de la Bula de Erección que elevaría a la unión al grado de una comunidad filipense de derecho pontificio.

En una de las juntas siguientes que fue el 12 de septiembre del mismo año de 59, se trató de escoger una advocación mariana para titularla como Patrona de la Congregación. Se sortearon los nombres y por tres veces consecutivas salió Nuestra Señora de las Nieves, que se venera en una suntuosa capilla anexa a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma con el título de Nuestra Señora del Populo (romano).

Tal resultado causó sorpresa entre los padres, al tratarse de una devoción muy poco extendida en México y hasta entonces propia de la Compañía de Jesús, por haber sido enviadas a la Provincia de México cuatro copias del icono, cuyo original bizantino era de tan remota antigüedad que se atribuía al mismo San Lucas evangelista.

Una de estas reproducciones, enviadas por San Francisco de Borja, tercer general de la Compañía, se encontraba en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo. De allí pasó, a raíz de la expulsión de los jesuitas a la Parroquia de San Bartolomé, Naucalpan, con todo y retablo, y en 1812, por gestiones de nuestra Congregación se obtuvo a cambio de una buena pintura de las galerías de la Profesa por considerarla de un especial valor apreciativo más que artístico.

Ahora puede admirarse tal y como se vio en el siglo XVIII, después que Juan Correa añadió un San Lucas, en el retablo que se encuentra en el lado del Evangelio –lugar de honor que le corresponde como Patrona del Oratorio de México- del altar mayor de la Profesa.

El próximo 5 de agosto, la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri de México, celebrará solemnemente 361 años de la Santísima Virgen María, en la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, como Patrona de la Congregación.

Pero la historia no para ahí. Si se mira con más atención se verá que, a los pies de la pintura, hay una cartela. No vale la pena esforzarse de más: el texto es ilegible aun tomando una buena fotografía con un gran acercamiento.

Sin embargo, en el tiempo que fui Capellán de La Profesa, la obra fue bajada para prestarla para una exposición y se hizo el gran esfuerzo por copiar el texto.

A continuación, la reproducción del texto de la cartela:

“En el Zodiaco Mariano se hace mención de esta soberana imagen y de sus prodigios, que se refieren con su origen y señales que concuerdan y coinciden. Habiendo concedido su santidad Pío V por una especialísima gracia a Francisco de Borja, nuestro General de la Sagrada Compañía de llevar a su aposento la respetabilísima imagen que se venera en Santa María la Mayor de Roma pintada por san Lucas, para sacar copias suyas de varias que mandó pintar el 5o Sagrado General. Destinó cuatro para los cuatro primeros colegios de la 1ra Compañía fundados por él mismo en esta América Septentrional, de los cuales este cupo al Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, como en el libro se refiere se colocó en dicha iglesia. Extinguida después la Sagrada Compañía de Jesús, en 1769 se donó con el altar en que se hallaba al curato de San Bartolomé Naucalpan y teniendo al cabo de muchos años noticias que ahí se veneraba, Nuestra Congregación, que con singular culto y devoción venera a Nuestra Señora llamada de las Nieves como que es la patrona que de su erección ha reconocido, solicitó adquirir esta estimable imagen proponiendo al Cura Don José Lavandero permutársela por otra cualesquiera pintura que escogiera de las muchas excelentísimas que hay en Nuestro Oratorio. Lo que aceptado por dicho párroco, escogiendo una del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en tabla se bajó ésa a nuestro oratorio por los indios de dicha feligresía, en el año de 1812. Oratorio de San Felipe Neri de México. Julio 2, 1822. José Ignacio María Unsain, Diputado. Secretario”.

BIBLIOGRAFÍA

  • AUTORES VARIOS, LA PROFESA, PATRIMONIO ARTÍSTICO Y CULTURAL, PAG 95-96.